Al borde de la extinción
A los sapos arlequines se les denomina «Joyas del Neotrópico» por sus vistosos colores. Sin embargo, cerca del 85% de sus 99 especies descritas han desaparecido durante las tres últimas décadas debido a una enfermedad letal producida por un hongo. En Venezuela se han descrito diez especies de sapos arlequines, pero solamente de una de ellas, el Sapito Rayado de Rancho Grande (Atelopus cruciger), se conocen poblaciones viables. Al Sapito Rayado de Rancho Grande se le considera actualmente en «Peligro Crítico» de extinción. A pesar de reiterados esfuerzos para encontrar esta especie en los lugares donde solía vivir, solo se han detectado dos poblaciones.
El arca de noé
Una estrategia para evitar la extinción de especies cuya supervivencia en su ambiente natural se ve comprometida es establecer crías de respaldo en cautiverio, bajo condiciones controladas. Esta estrategia ha sido exitosa para evitar la extinción de la Rana Dorada de Panamá (Atelopus zeteki), de la Rana Hocicuda de Ecuador (Atelopus longirostris) y otra docena de especies de sapos arlequines que han desaparecido de sus hábitats naturales, pero afortunadamente quedan ejemplares en colonias de respaldo para ser liberados, una vez cese la amenaza.
El objetivo de FUDECI es establecer poblaciones de respaldo y producir crías para reintroducir en lugares de donde desparecieron, para evitar su extinción.
Para ello hemos desarrollado el Plan de Acción para la Conservación del Sapito Rayado de Rancho Grande (2023-2028) y establecido el Centro de Reproducción e Investigación sobre Arlequines (CRIA), en donde estos sapitos se puedan reproducir para luego ser liberados en ambientes en donde puedan sobrevivir. En los últimos diez años hemos estudiado el comportamiento del sapito rayado en los relictos poblacionales para reproducir, en la medida de lo posible, sus hábitats naturales en terrarios. Con base en esta información, desarrollamos una Guía para la Cría y Reproducción del Sapito Rayado de Rancho Grande.